Semis, la prioridad

El Salvador se alista para asistir a la Copa Oro 2023, donde nunca ha pasado de cuartos de final. ¿Logrará jugar el quinto partido?

Atrás quedaron los años donde El Salvador presumía de ser mundialista y potencia a nivel centroamericano. La Selecta ya suma 41 años sin asistir a una Copa del Mundo de mayores y 55 años sin asistir a unos Juegos Olímpicos.

Los últimos años hemos tenido alegrías efímeras procedentes de categorías inferiores o la modalidad playera, pero, a nivel mayor, el saldo ha sido negativo.

La Copa Oro 2023 representa una oportunidad de oro para una Selecta hambrienta de buenos resultados. La pasada edición dejó buenas sensaciones tras quedar eliminados en cuartos de final ante la anfitriona del Mundial pasado, Qatar. Un 3-2 en contra que se le suma a las dos victorias contra Guatemala y Trinidad y Tobago, más un resultado decente contra México (derrota 1-0).

Historicamente, la Copa Oro no ha sido benevolente con la azul y blanco. En la mayoría de presentaciones, los resultados han sido decepcionantes. En Copa Oro 2013, con Rodolfo Zelaya todavía en su prime, y con Agustín “Chochera” Castillo en el banquillo, nos despedimos del certamen con un 5-1 contra una Estados Unidos B.

Para la edición del 2011, bajo la dirección del uruguayo Rubén Israel, la selección logró su mejor participación en el certamen. Nos eliminó Panamá en cuartos de final, pero solo los penales nos quitaron la ilusión de lograr las semifinales.

El Salvador consiguió su mejor resultado en Copa Oro ese mismo 2011, victoria holgada sobre Haití 6-1. También se le empató a la Costa Rica de Keylor Navas 1-1 (golazo de Rodolfo Zelaya incluido).

Por lo demás, las participaciones de la Selecta en la competición continental pasan desapercibidas. Otras selecciones de la region, como Costa Rica, Panamá y Honduras, nos superan en logros ya que ellos han llegado hasta la final, mientras nosotros solo alcanzamos los cuartos.

El Salvador debe proyectarse, al menos, llegar a semis. Somos una nación futbolera que hace ratos dejó de ser aquella selección temible en el Cuscatlán. Los equipos ya no tienen miedo de venir al Coloso. Hay una escasez de talento grave y en la delantera nos ha tocado nacionalizar ya que desde el retiro de Rudis Corrales y Raul Díaz Arce, no hubo otro nueve de garantía. Rodolfo Zelaya fue lo más cercano pero las lesiones y su escándalo por amaños manchó su carrera.

Pero ahora les toca llevar la antorcha a los hermanos Gil Hurtado, al capitán Alex Roldán y a los legionarios Eriq Zavaleta y Jairo Henríquez. Costa Rica y Panamá son los rivales, más uno que está por definirse.

Bien puede ser el grupo de la muerte. Con Panamá tenemos una rivalidad que nace desde aquella eliminación panameña rumbo al Mundial 2010 con aquel 3-1 histórico en el Cuscatlán.

Costa Rica viene de jugar el Mundial y ganarle a Japón y casi hacer lo mismo con Alemania. No somos favoritos, ni tampoco la cenicienta, pero ahora o nunca Hugo Pérez y compañía tienen la opción de cambiar la historia. Nada es imposible.

Por Luis José Morales
Periodista deportivo
Colaboración especial para Revista La Selecta

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