Transitando en la mediocridad

Luego de la penosa participación del fútbol salvadoreño en Copa Centroamericana de la CONCACAF, se obliga un verdadero cambio en la estructura.

Hablar de las causas que tienen a nuestro fútbol en una total falta de visión, planificación, y organización, que lo han llevado a resultados tan nefastos como los obtenidos en la Copa Centroamericana de la CONCACAF, sería seguir gastando tiempo, dendritas, energía y paciencia.

Algo se debe hacer ya. No es posible que aún existan personas relacionadas con el fútbol a quienes no les haya pegado fuerte esas goleadas en el mencionado torneo. Una vergüenza para todos, jugadores, entrenadores, directivos, periodistas, incluso, para los que no son seguidores de los equipos salvadoreños que participaron.

Damos pena, sí, damos, y no se ve por donde se esté tomando el camino para cambiar. Seguiremos dando pena mucho más tiempo de lo que imaginamos.

Ha habido pocas reacciones. Por ejemplo, el presidente de la Comisión Regularizadora de FIFA y CONCACAF instalada en la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT), el Dr. Humberto Sáenz Marinero, retomó un post suyo en la red social “X” del 1 de agosto en el que había escrito: “La Copa Centroamericana nos dirá la verdad” y, para el 23 de agosto, luego de la humillante derrota del Águila ante el Comunicaciones, Sáenz Marinero tomó su post de principios de mes en la misma red y escribió: “Mucho por hacer. Pero se puede”.

Se puede hacer mucho. Pero las preguntas son: qué, quién, cómo y cuándo, estimado doctor Sáenz Marinero. Muchos dirán por qué no le preguntó al presidente de la Comisión de Regularización. Bueno, le he pedido espacio en su agenda para entrevistarlo y sigo esperando su respuesta.

Pero, así como van las cosas, el fútbol salvadoreño necesita nacer de nuevo y crear una base de desarrollo, que no tiene, para aspirar a mejores horizontes. La estructura del fútbol salvadoreño ha fallecido, literalmente. La manera como se ha administrado el fútbol recreativo, competitivo y profesional, ya no nos va a llevar a ningún lado.

La estructura del fútbol salvadoreño ya ratos dio señales de no servir, de haber caducado, y ahora sólo falta un nuevo descalabro de la selección absoluta para “completar la obra”.

Hemos venido transitando por la mediocridad, y no se ve que los responsables de buscar mejores alternativas para el desarrollo del fútbol quieran hacer algo.

Esto no es nuevo, desde hace décadas nadie ha hecho nada por buscar un desarrollo del fútbol en este país tan futbolero y apasionado por este deporte, y aquí entran los dirigentes de las mal llamadas ligas profesionales que se han repartido “la guayaba” para sus propios intereses, sin interesarles el desarrollo.

Lo que ha habido, y sigue, son personas que quieren tener un EQUIPÓN, fichar al mejor jugador del fútbol salvadoreño, contratando jugadores veteranos que han pasado de equipo en equipo y que su fútbol ha trascendido muy poco o nada. Y un largo etcétera. En lo que menos se piensa es en dejar un legado. No, les sigue interesando el partido del domingo, alcanzar la final, ganar un título, que no es pecado, pero pensar así tiene a este fútbol salvadoreño por los suelos.

Eso es adentro de la estructura, pero también hay otros afuera de ella que quieren entrar para acceder a las cuotas de poder que da el fútbol, y hasta donde se ve es el único interés, no el de desarrollar, verdaderamente, el deporte de las mayorías.

Ahora que no venga el fútbol profesional a querer tomarla contra la Comisión Regularizadora haciéndola responsable de los recientes fracasos y de los que, seguramente, vendrán a nivel de selección mayor, los responsables son ellos que nunca hicieron nada para desarrollarse como clubes o asociaciones deportivas. Y siguen en lo mismo.

Los principales responsables de la actual situación del fútbol salvadoreño (12 partidos, 1 victoria, cero empates, 11 derrotas, 7 goles a favor y 34 en contra en Copa Centroamericana de CONCACAF 2023) son los dirigentes que, por años, desde siempre, han conformado los directorios de las ligas y los comités ejecutivos de la Federación Salvadoreña de Fútbol sin presentar planes, ni programas de desarrollo de la disciplina, nada, todo lo han manejado por compadrazgos e intereses oscuros.

La estructura del fútbol salvadoreño ha perdido credibilidad desde hace años, ha transitado en la mediocridad y ahora lo tienen más difícil, ya ni la CONCACAF ni la FIFA les creen.

Para superar muy buena parte de la crisis, el fútbol salvadoreño necesita un cambio radical. Es necesario aumentar la inversión, mejorar la gestión y erradicar la mala administración. También es importante trabajar para mejorar la seguridad para aficionados y jugadores, así como las condiciones de los estadios, llevar a los equipos a la profesionalización y hacerlos que trabajen en el desarrollo de talento joven.

Eso y más.

Por Orestes Membreño
Periodista deportivo
Colaboración especial para Revista La Selecta

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